Hay algo muy evidente que parece no valdría la pena
ocuparse.
Dos personas o móvil que sales cada de los puntos opuestos de un recorrido, a
horas distintas – pero no después que uno llegara al fin del recorrido – y a
velocidad variables arbitrariamente, en un cierto punto del recorrido y a una
cierta hora se encuentran.
Con la ayuda de cálculo
de Excel he supuesto que un peregrino
salga de un pueblo a la mañana a las 8 horas,
32 minutos, 26 segundo y deba recorrer 20 km 364 metros para llegar a un
santuario arriba de una colina y llega a las 12 horas, 32 minutos, 45 segundos.
El camino es por la mayor parte en subida y camina a velocidades que varían
entre 3 y 5 Km/hora.
Otro peregrino, que
ya estaba en el santuario, el mismo día
emprende el camino de regreso . Sale a las 9 horas, 12 minutos, 48 segundos. El
camino es por la mayor partes en bajadas y camina a velocidades que varían
entre 3 y 8 Km/hora.
Evidentemente los dos peregrinos se encuentran en el camino,
y según la simulación esto sucede a las
10 horas, 28 minutos, 24 segundos cuando al primer peregrino le faltan 10566
metros para llegar y el segundo peregrino recorrió ya la misma cantidad de
metros. A ambos le faltas 9798 metros para llegar a sus respectivos destinos.
La segunda parte de este cuento la pude entender después de
haber vivido 80 años, y me dejo una sensación de algo extraño.
Si hay un solo peregrino que en la forma indicada hace el camino
de ida al santuario y allí se queda a
pasar el resto del día y la noche, o también varios días. Cuando decide volver
sale, suponiendo como indicado por el segundo peregrino a las 9 horas, 12
minutos, 48 segundo.
Hay un lugar del
camino en el cual el peregrino pasó a una cierta hora a la ida que es el mismo
lugar y la misma hora por el cual pasará en el camino de vuelta.
Y esto vale para cualquier distancia, cualquier hora y
cualquier velocidad.
Quise escribirlo para convencerme.
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